Con un diseño rompedor, las singulares formas geométricas y su fachada acristalada captan inmediatamente la atención del observador.
En el interior, para unos treinta comensales distribuidos en dos estancias enhebradas entre sí, las paredes de platas y dorados, una exquisita iluminación con mobiliario de ultimas tendencias, consiguen un efecto dinámico que se graba en la retina de quien lo visita.
En un ambiente cálido y vanguardista es el marco ideal para saborear una de las mejores cocinas de la isla de Lanzarote.
Al arte que surge de sus fogones hay que
añadir una exposición permanente de pintura y
fotografía y el trato siempre cordial
de Anabel, mujer de Colacho.